Quisiéramos mantener a nuestros hijos siempre bajo nuestras alas protectoras. Quisiéramos portegerlos dentro de una esfera de cristal para que nada los amenace en su seguridad y en su integridad. Quisiéramos que la vida fuera simplemente una elección de senderos seguros, donde ellos pudieran caminar lejos del peligro que pueden representar las cosas dañinas y las personas con malas intenciones.
Pero, aunque tratemos de dilatar el momento, nuestros pequeños crecen y debemos dejarlos extender sus alas y volar, permitiéndoles las responsabilidades y los privilegios lógicos de cada etapa del desarrollo. Una de las mayores preocupaciones, por lo menos una de las que a mí me quitan más el sueño, es cuando nuestros hijos empiezan a manejarse por sus medios en la calle: salir a hacer una compra, ir y volver solos del colegio, ya sea caminando o en transporte público; incluso ir a la casa de un amigo que viva cerca.
Enseñar el poder de la palabra "NO"
Es importante saber que los acosadores o abusadores tienen una capacidad, por decirlo de alguna manera, para detectar niños que pueden ser débiles para decirles que no a los adultos o que pueden ser fáciles de ejercer algún tipo de coerción o fáciles de engañar.
Incúlcales a tus pequeños que siempre sigan sus instintos si no se sienten seguros frente a un adulto, y que si el extraño le insiste para que lo acompañe a algún lugar porque le quiere mostrar algo o decir un secreto, que diga en voz alta y firme ¡NO! También es importante que te cuente siempre cuando viva situaciones como estas, para que tú puedas tomar las medidas pertinentes.
Adicionalmente asegúrate que tu hijo se aprenda la dirección y teléfonos de casa, si aún es muy pequeño que lleve a todas partes una tarjeta con el nombre de sus padres así como su dirección y teléfono de contacto.
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